Ya sabéis que lo
demasiado dulce no me gusta y he encontrado, en la panadería al lado de mi casa,
unos bollitos de pan de leche buenísimos que combinan tanto con jamón como con mermelada.
Cada vez que voy a Barcelona los compro pues me encantan. Ahora resulta que toda
mi familia se ha aficionado y se los comen dejándome sin. ¡Serán puñeteros!
Ya tiene razón el
dicho ”culo veo, culo quiero”. Total, que cada día se comen un paquete a la
hora de la merienda. Mi madre, mi padre, mi sobrino, mi sobrina y mi hermana, y
yo a dos velas.
¡Córcholis! Los compro
para mí.
Pero, ay de mí, la
panadería cerrará todo el agosto por vacaciones y, como soy muy astuta, he
pensado en hacerlos. No tengo ni idea de cómo me saldrán pero lo voy a intentar
recopilando e interpretando a mi manera todas las recetas que encuentre en
internet.
Resumiendo, necesitaré
250 gr de harina de fuerza, 30 gr de azúcar más una cucharita de azúcar glass
vainillado, 15 gr de levadura fresca, 25 gr de mantequilla, 150 gr de leche y
un pellizco de sal. Luego, para pintarlos usaré un poco de leche y un huevo.
Al azúcar
le añado una cucharadita de azúcar glass y remuevo. Desmenuzo la levadura en un
bol y le añado dos cucharaditas de la mezcla de azúcares y 100 de leche
templada. Remuevo y tapo para que se deshaga y empiece a fermentar un poquito,
a veces hace una ligera espuma. En resto de la leche, también calentita, la
añado al azúcar sobrante y le adjunto la mantequilla derretida.
En un
cuenco pongo la harina, le hago un agujero central y le añado la mezcla de
levadura, muevo un poco y le echo la de la mantequilla.
Trabajo
la masa con las manos unos 15 minutos hasta que quede lisa, elástica y un poco
pegajosa.
La coloco en un bol tapada y la dejo levar unas dos horas en un sitio
templado y sin corrientes de aire, como siempre yo la dejo en el armario que
hay encima de la nevera.
Una vez
doblado o triplicado su tamaño, la quito del bol y, la pongo sobre la mesa con muy poca
harina.
Formo una especie de rulo alargado del cual voy cortando trocitos de
aproximadamente 30 gr cada uno.
Ahora
tengo que trabajarlos. Para eso he de coger la pasta por los bordes y girarla hacia
dentro varias veces, así quedarán redondos y bien lisos.
Luego los cierro apretando como si hiciéramos un fardo.
Luego los cierro apretando como si hiciéramos un fardo.
Los
coloco en el papel de horno encima de la bandeja, los pinto con un poco de
leche templada, los tapo y los dejo levar en el armario, hasta que doblen su
tamaño, una hora aproximadamente.
Una vez
que hayan levado, los pinto con huevo y los introduzco en el horno a 175° unos 10/15 minutos, o hasta que estén doraditos.
Ya
están, los dejo enfriar y los coloco en un cestito.
Pueden venir todos a
comérselos, con queso, jamón dulce, Nutella, mantequilla o mermelada.
No son difíciles de fabricar, y si se los acaban, no me van a dejar sin, los puedo volver a
hacer mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario