Hace más de un mes que
tengo ganas de cocinar y comer un plato que me encanta y que, siempre que lo
veo en la carta de un restaurante, lo pido: el cochinillo.
Nunca he tenido ocasión
de ir al famoso Cándido, pero en Catalunya, en el restaurante La Fragata de
Sitges he comido uno buenísimo. Crujiente por encima y meloso y tierno por
dentro. Voy a intentar hacerlo.
Me he bajado un montón
de recetas de Internet y voy a hacer la más parecida a la de Cándido, que no te
dice ni el tiempo que lo deja, ni la temperatura del horno, para lo cual la utilizaré con otras que he encontrado.
He comprado solo 800gr porque estoy sola y me lo voy a comer entero. Cochinillo y nada más.
Bueno, a lo mejor una ensalada.
Parece muy
sencillo; solo hace falta cochinillo, manteca, sal y agua.
Pero, como no es entero
y tengo miedo que quede seco, le añadiré unas ramitas de tomillo y un poquito
de vino blanco.
Por lo tanto voy a usar
¼ de cochinillo, manteca de cerdo, agua, un poco de vino, sal, pimienta y unas
ramitas de tomillo.
Lo primero enciendo el
horno a 140°, mientras se calienta, froto la bandeja con la manteca
y, para que la piel del cochinillo no toque el fondo, tengo que ponerle unas
tablillas de madera.
Me lo expliquen. ¿Quién tiene
tablillas de madera en la cocina?
Un carpintero o un
segoviano, porque os aseguro que yo no.
Me las he tenido que ingeniar y he puesto un montón de palillos chinos de madera cruzados, de esos para comer sushi. Espero que funcione.
Me las he tenido que ingeniar y he puesto un montón de palillos chinos de madera cruzados, de esos para comer sushi. Espero que funcione.
Ahora le pongo el agua vigilando que no sobrepase los palitos, la ramita de tomillo, sal y un poco de vino blanco. Luego pincelo el cochinillo con un poco de manteca derretida, lo salpimiento y lo coloco encima de las maderas con la piel hacia abajo. Le pongo una ramita de tomillo y lo introduzco en horno a 150° durante más o menos una hora, según dicen en interrnet.
Lo saco, quito las
maderitas, le doy la vuelta, lo vuelvo a pintar con manteca por encima y le
añado agua, vino y sal a la fuente porque se habia quedado seca. Lo vuelvo a meter al horno a 160° y lo dejo una horita y cuarto más, siempre siguiendo las instrucciones de las páginas web encontradas, hasta que veo que está doradito por encima.
Lo he sacado y cortado.
La piel estaba super
crujiente, pero la carne, dura y astillosa.
No, no y no. No es eso
lo que quería.
Creo sinceramente que las recetas de internet son mentira. Lo guisan, miran que quede bonito, le hacen la foto y, en vez de comérselo, lo tiran a la basura.
Voy a intentar arreglarlo
pues llevo desde las doce de la mañana metida en la cocina y son las tres y aún
no sé qué voy a comer.
Lo pongo en una cazuela
antiadherente con la piel hacia arriba para que no se reblandezca. Le añado el
jugo que quedaba en la rustidera, un poco más de agua, vino y sal, y lo voy a
cocer tapado al fuego lento durante una hora o más. A ver si la carne queda
melosa de una puñetera vez.
Son las cuatro de la tarde, parece
que la carne está tierna y se despega del hueso con facilidad.
Enciendo el horno a 250°, saco el cochinillo troceado
de la cazuela, lo pongo en una fuente de horno, le añado su jugo y lo horneo hasta que la piel quede crujiente.
A ver si funciona.
Lleva un cuarto de hora
y sigue sin crujir. Lo dejo un poco más, y
si no queda bien, lo gratinaré.
¡He de conseguirlo por
narices!
Lleva media hora y la
corteza sigue siendo blanda. Le voy a poner el gratinador y que sea lo que Dios
quiera.
El perfume en la cocina
es increíble de bueno.
Córcholis, con diez
minutos se ha tostado un poquito demasiado, pero el aroma sigue siendo
buenísimo.
Que sepáis. Un poco tarde pero me he comido
todo el cochinillo yo solita, tostadito y todo. No podía parar de lo rico
que estaba acompañado de la compota de manzana.
Si no aparezco en tres
días me lo merezco, por cometer el pecado capital de la gula. Cuando muera me van
a llevar directamente al tercer círculo del infierno de la Divina Commedia de
Dante.
Pero… ¡qué bueno estaba!
Sobre todo, “no hagáis esta receta”, esperad a que la vuelva a hacer y sea más sencilla.
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