Para el día de Navidad,
ya que vienen todos a comer como cada año, había pensado en hacer, entre otras
cosas, unas fantásticas gambas de Palamós a la plancha.
Cual fue mi desilusión
al ir, el 24 por la tarde a comprarlas y que me dijeran que ya no había. Tenía
que haberlas encargado.
Me ofrecieron otras que
no eran ni tan grandes ni tan sabrosas, razón por la cual decidí cambiar de planes
y por consiguiente de menú.
Hice coctel de gambas.
Con cinco gambas por
persona, dos ensaladas limpias de troncho y nervio, aceite y sal gorda, tengo
suficiente.
Para la salsa, muy
sencillo: una mayonesa muy dura, Ketchup, mostaza, salsa Worchester, coñac y
nata.
Lo primero tengo que hacer la salsa.
Hago
una mayonesa de dos huevos sin vinagre ni limón, le añado tres cucharadas de
Ketchup, una de mostaza, una de salsa Perrins, una de coñac y una de nata (opcional).
No la he puesto porque viene mi padre y está a régimen.
Mezclo con la batidora a velocidad mínima para que no quede demasiado blanda la mayonesa y la guardo en la nevera para que endurezca.
Ahora corto la ensalada muy finita y también la guardo, tapada con film transparente, en el frigorífico.
Cuando está caliente
le echo sal gorda y las gambas. Las sofrío a fuego fuerte dos minutos por cada lado y las
reservo. Cuando están suficientemente frías, las pelo obteniendo las colas
limpias.
Ya tengo todos los
ingredientes preparados, voy a montar el coctel.
Como ya sabéis que no me
gusta limpiar he comprado unas copas de plástico que luego tiraré directamente a la basura, y dicho sea de paso así puedo estar de fiesta y no de
lavaplatos.
En el fondo de la copa
pongo una cucharada de salsa, luego un puñado de ensalada, otra cucharada de
salsa y por último coloco las colas de gamba.
Ya está.
Los he tapado
con papel de plata y guardado en la nevera no sin antes hacer la foto de rigor.
¿A qué ha quedado mona?
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