Esta vez voy a complicar
un poco la receta. No porque sea difícil, sino porque es un poco “empastifadora”, o sea pringosa.
Necesitaré una
bolsa de espinacas, ricotta, huevos, harina, nuez moscada, sal, pimienta, parmesano
rallado, mantequilla y salvia.
Haré un buen plato abundante, uno
de esos que te servían antes en los restaurantes, no de los de diseño que son
muy llamativos y decorados pero que pasas más hambre que el perro de un ciego.
Hiervo las espinacas con poquísima agua, las dejo enfriar en el colador y las estrujo para que queden lo más secas posible.
En un bol mezclo 100gr
de ricotta (requesón de leche de vaca), 70gr de espinacas hervidas cortadas muy finas, 25gr de parmesano
rallado, 25gr de harina, un huevo pequeño (pesaba 45gr), un cuarto de nuez moscada rallada, sal y pimienta. Lo pongo en la nevera
más o menos una hora para que se endurezca.
Con las manos un poco
mojadas para que no se me pegue, como para las albóndigas, hago un rollo con la
masa, trabajándola con suavidad pues es muy tierna, y lo pongo en la tabla
cubierta de harina.
Lo cubro de harina, lo
corto a trocitos y los rebozo con delicadeza uno a uno para que se enharinen por
todas partes.
Los pongo en una
bandejita y los guardo en la nevera hasta la hora de comer.
Mira por donde mi hijo
me ha llamado y preguntado que si lo invito. Este niño debe de tener un sexto sentido
cuando cocino algo diferente.
¡Qué le vamos a hacer!
Le he dicho que sí.
Ya tengo la mesa puesta
y acaba de sonar el timbre del portero automático.
Le obligo a sentarse a
la mesa pues los gnocchi tardan solo un minuto o dos en hacerse y hay que
comerlos super-calientes.
En un cacito a parte
pongo la mantequilla y la salvia para que se derritan.
En cuanto hierve el agua
hay que echarlos por tandas para que no deje de hervir el agua.
Cuando suben
a flote los saco con una espumadera, los pongo en el plato, les echo la mitad
de la mantequilla, un poco de queso rallado y tiro la segunda tanda. Escurro
estos también, se los pongo encima de los otros y le tiro el resto de
mantequilla.
Lo llevo a la mesa con
un bol de parmesano rallado por si quiere ponerse más.
Menos mal que me ha
dejado probar dos, el resto se lo ha comido en un santiamén y sin rechistar.
Estaban tan buenos que me ha dicho: "Ñam, ñam.. ñok, ñok".
Lógicamente no ha querido comer nada más.
Estaban tan buenos que me ha dicho: "Ñam, ñam.. ñok, ñok".
Lógicamente no ha querido comer nada más.
Cuando los hago para más personas, hiervo, condimento y sirvo un plato a la vez, así todo el mundo los come calientes al momento. Es un poco rollo porque tienes que estar en la cocina, pero los comensales te lo agradecerán y ya te sentarás con el segundo plato.
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