Ya he hecho un risotto blanco, el básico. El que lleva espinacas es
verde, y ahora, como siento una gran pasión por mi cocina, voy a hacer uno de
color rojo.
Un risotto rojo pasión.
Necesitaré lo de siempre: arroz tipo Carnaroli, cebolla, caldo, vino
blanco, mantequilla, queso Parmigiano rallado y, como ingrediente extra, salsa
de tomate.
Recupero del congelador un cubilete de salsa arrabbiata y lo descongelo a fuego lento mientras preparo el caldo.
Transparento la cebolla, le añado el arroz. Cuando está translúcido le
echo el vino blanco y, en cuanto evapora, la salsa de tomate.
Remuevo y luego empiezo a poner el caldo caliente, removiendo y añadiendo hasta terminar la
cocción. Lo dejo reposar un momento, le añado un trozo de mantequilla y lo mezclo para que se deshaga y coja ese aspecto cremoso típico del risotto.
Lo emplato
y lo llevo a la mesa con un bol de queso rallado por si alguien quiere.
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