Hoy voy a comer fuera, pero en casa se quedarán mi hijo y
mi primo y les voy a preparar un primer plato sorpresa.
Sorpresa porque no se ve lo que hay para comer. Son
unos auténticos “spaghetti al cartoccio”.
El “cartoccio” es más o menos lo que los franceses
llaman papillotte, solo que en este cartoccio que hago hoy los ingredientes ya
están cocinados y, en vez de papel para horno, uso aluminio.
Saco del congelador una bolsa pequeña de tomate troceado
de la huerta y lo dejo descongelar.
Hiervo los spaghetti en abundante agua salada y los
escurro, poco, cuando aún le faltan dos o tres minutos para completar la
cocción. Esto es muy importante ya que luego los tendré que poner al horno.
Mientras espero, preparo el papel de plata dándole
forma usando un bol pequeño como base.
En cuanto lo tengo todo listo, pongo un poquito de
salsa en el fondo del cartoccio y mezclo la pasta con el resto.
Reparto las raciones y encima les pongo unas
alcaparras, unas aceitunas deshuesadas, un poco de perejil picado y un chorrito
de aceite.
Cierro los paquetes apretándolos por encima de la
pasta dejando las esquinas sueltas para abrirlo mejor y de paso para que
parezca una flor.
Le doy las instrucciones para que calienten el
horno a 200° y los introduzcan
dejándolos calentar unos diez minutos y me voy a ver mis amigas.
Les he pedido que cuando
salgan del horno les hagan unas fotos para el blog.
¡Lo han hecho, y de dos
maneras! Con plata y sin. Gracias chicos.
Aquí están listos para sorprender
al comensal.
La verdad es que casi
cualquier salsa le queda bien siempre que no lleve queso para que no se
apelmacen y que sea bastante líquida y sabrosa.
Es realmente una solución
excelente tanto el día que no estás (hoy), como cuando tienes invitados a cenar
porque lo puedes preparar por la mañana y así tienes toda la tarde para
descansar y tener un aspecto fantástico al recibirlos.
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