viernes, 3 de octubre de 2014

EL CUÑADO DEL VECINO


Hoy voy a copiar un aperitivo-acompañamiento-aderezo que nos hizo el cuñado de mi vecino-amigo otro día que fuimos a comer a su casa.

Solo necesitaré cebollas dulces, vinagre de vino tinto, aceite, laurel, sal y pimienta.

La cosa es muy sencilla. Se chafan con el puño las cebollas limpias y se ponen a macerar durante 24 horas en vinagre. Yo les he añadido unas hojas de laurel, una chispa de sal y unos granos de pimienta.

Al día siguiente se escurren, se ponen en un recipiente y se cubren de aceite de oliva. 
Las guardas otro día en la nevera y las tienes listas para servirlas escurridas cuando quieras. Están estupendas como aperitivo, en las ensaladas o como acompañamiento.




No están mal, pero no me han salido tan sabrosas como a él.
Reconozco que no las he chafado, las he cortado con el cuchillo. 
No tengo la fuerza suficiente para hacerlo y, seguramente, esa ha sido la diferencia. 
Al chafarlas se rompen y el aderezo penetra en las grietas.

La próxima vez que las haga les daré con un mazo.




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