viernes, 31 de mayo de 2013

¡PELIGRO! ALTO VOLTAJE


Aunque mi padre, que no renuncia a nada, sostenga que la nata de los dulces es light, ligera y no engorda porque es todo aire, me parece que es una declaración muy de barriendo pá casa.
El dulce de hoy es la famosa "panna cotta", que gracias a sus ingredientes es un peligro para todos pero, como dicen por ahí, está divino de la muerte.

Voy a hacer la mitad de la receta normal, así cuando venga mi hijo y se los coma todos, le podré robar una cucharadita, ya que resulta que me lo tengo prohibido y es lo máximo a lo que puedo acceder.

Hoy voy a poner la lista de los ingredientes como si este fuera un blog muy serio de alta cocina profesional (jajaja).

Ingredientes:
250cc de nata líquida entera
60gr de azúcar glass
1/2 barrita de vainilla marcada con el cuchillo a lo largo
1,5gr de gelatina insabora e incolora
un poco de agua fría



Como no tenía azúcar glass, he puesto el normal en la picadora y…un, dos, tres…ya lo tengo.

Lo primero es poner en remojo en agua fría las láminas de gelatina que necesitarán unos 10/15 minutos para reblandecerse.


Hago notar también que al principio, aunque yo sea de ciencias, no he calculado bien y he puesto dos láminas en remojo cuando sólo necesitaba una.
Porque, si hay 10 láminas y pesan 6 gramos, una lámina pesará… 10:6=1,6666666…
Dejémonos de tonterías, sigo.


Entre tanto pongo la nata en una cazuela con el azúcar y la barrita de vainilla, a la cual teóricamente le he hecho una incisión vertical, pero resulta que se ha roto y es un estropicio.

Remuevo y caliento la nata sobretodo sin que llegue a hervir, calculando que los tiempos me coincidan, como los cambios de neumáticos en la F1 pero en la cocina.

En cuanto el azúcar se ha deshecho y la gelatina se ha reblandecido, quito la vaina de vainilla, le añado la lámina de gelatina estrujada y lo remuevo hasta que quede una mezcla homogénea.

Lo vierto en los moldes filtrándolo con un colador de malla estrecha y lo pongo en la nevera.

¡AAA ENFRIARRR!

A las 5/6 horas de nevera estará listo para desmoldar y poner en una fuente.


¡P.D. qué buenooo!
Los puntitos negros no es polvo lo juro, es que, como ya dije, se me rompió la vainilla. 

jueves, 30 de mayo de 2013

A LA LIMA Y AL LIMÓN…


Los limones, las naranjas y los cítricos en general se resecan y se vuelven amargos, o a veces ya lo son porque los han dejado madurar en las cámaras.

Los más buenos son los que llevan un trozo de rama y hojas, pero claro, tengo la ventaja de los frutales de casa de mis padres y puedo recogerlos yo misma.

De todas formas, a veces he visto en las fruterías, naranjas y mandarinas con hojas. Esas son las que más aguantan.

Un sistema muy útil es exprimirlos y congelarlos en las cubiteras.
¿Que me apetece un granizado de limón? Pues cojo del congelador unos cubitos de zumo de limón le añado azúcar y agua y lo trituro.
Mañana de naranja, de mandarina, o de pomelo, tengo el congelador lleno.

En cuanto haya melocotones de agua, probaré a ver si puedo triturarlos y congelarlos. Si funciona os lo cuento.

miércoles, 29 de mayo de 2013

AIRES DE LA PROVENZA


Ya sabéis que me gusta ser rápida en la cocina, más que nada porque mis retoños suelen llamarme en el último minuto para venir a comer o a cenar.

No tengo ni idea si esta es la receta original de los tomates a la Provenzal, pero yo los hago así porque no tardo nada en prepararlos.

Personalmente me gusta hacerlo con los tomates de pera, son menos ácidos y quedan muy bien.

Los corto por la mitad, los pongo en una fuente para horno aceitada y les pongo un poco de sal, pimienta y aceite, y reservo.



En el 1-2-3 trituro perejil, pan seco, ajo (sin el alma), sal y dos o tres cucharadas de aceite. Esta mezcla la pongo encima de los tomates como una montañita.

Los introduzco en el horno a 200 grados durante media hora o 45 minutos.
El tiempo necesario para que queden tostaditos por encima.

Es un plato barato, bueno, de aspecto muy apetecible y pone una nota de color y alegría en la mesa.


martes, 28 de mayo de 2013

PATRIÓTICA QUE ES UNA


Giuseppe Mazzini es el representante histórico de la unión de Italia y, aunque no existen pruebas fehacientes, se le asocia a la bandera tricolor.

En casa, aunque no somos fervientes patriotas, se hacía una salsa para la pasta que mi madre llamaba Salsa alla Mazzini. 
Más que nada porque llevaba los tres colores de la bandera italiana: verde, blanco y rojo.

Pero en el fondo no era nada más que una recopilación de restos de la nevera.

Una roja salsa de tomate mezclada con una verde salsa pesto condimentaban la blanca pasta hervida.

Eso es lo que he hecho hoy con unas maravillosas “mezze maniche” (medias mangas) el resultado es buenísimo.


¡Qué aproveche!

lunes, 27 de mayo de 2013

ADIOS OPERACIÓN BIKINI


Desde que he empezado este blog, ya he engordado un quilo. Claro, guiso para las recetas y luego…me lo como. 
Este mediodía estoy sola, y por fin podré hacer un poco de régimen.

Se acerca la hora de la playa y los michelines, aunque vayan estupendos para flotar, quedan muy mal redoblándose fuera del bikini.

Me haré una merluza a la plancha con hierbas.
¡Por Dios, que aburrimiento!

Me acabo de acordar de lo bueno que está el bacalao con all-i-oli al horno.

Si le pongo un poco de la mayonesa de mi “SOBRINAAA…” y lo pongo al horno a gratinar, ¿qué pasará?

Delicioso, mucho mejor, aunque tenga que ponerme un bañador estilo faja-sostén-boina.

sábado, 25 de mayo de 2013

2x1 OFERTA DE LA SEMANA

Hoy es día de oferta, voy a dar dos truquillos en una entrada.

1 - SI NO ENSUCIAS, NO LIMPIAS
Odio planchar, sacar el lavavajillas, tender la ropa, poner en orden los armarios, deshacer la maleta, que se caiga el azúcar, que se rompa un vaso de duralex (por eso ya no tengo) y sobretodo barrer.

Cada vez que rebozaba algo se llenaba el mármol, la encimera y el suelo de pan rallado.

Harta de patinar sobre el pan rallado y blanquearme los zapatos de harina, empecé a rebozar y enharinar en una bandeja bien grande o en una fuente.

¡Funciona! Ya no barro ni desempolvo, un esfuerzo menos.


2 - SIEMPRE FRESCA
De pequeña, en casa éramos muchos. Cinco hermanos, mi primo, la abuela, la tía, mis padres y los invitados que, día sí, día también, no paraban de aparecer a la hora de comer.
Mi madre siempre me llevaba de compras con ella y, claro, la cesta de la compra era monumental.

Me sigue gustando comprar a lo grande, ver el frutero lleno, abrir la nevera y encontrar montañas de verduras frescas para elegir el menú del día. Pero ahora en casa no somos muchos y encima a veces ni vienen, y tanta comida no dura.

Las fresas y la verdura fresca en general, aunque la ponga en el cajón específico, se pone mala enseguida, pero he encontrado una solución para que dure unos días más.

Los fresones, los guardo en un Tupper a capas con papel de cocina entremedio, y las verduras frescas las pongo en una bolsa, sin cerrar del todo, también con papel de cocina. Aguantan más porque les absorbe la humedad sobrante.

Si he de decir la verdad, lo guardo casi todo en la nevera, patatas, cebollas, especias, incluso la harina y el pan rallado.
Es mi super-armario.

viernes, 24 de mayo de 2013

PARA PILAR


Este risotto de hoy lo dedico a Pilar ya que ella creía que, a lo mejor, el primero lo destrozaría.

Pilar, estoy segura que te salió de maravilla, pero por si no quieres repetir la misma receta aquí tienes otro un poco diferente.

Pocho la media cebolla y dos corazones de alcachofa fileteados. 
Le añado el arroz, lo tuesto un poquito, y luego el vino. 

Cuando ha evaporado le añado el caldo, esta vez los cacitos de caldo son de carne y le he puesto unas hebras de azafrán para aromatizarlo.

A medida que se va consumiendo, voy añadiendo y revolviendo hasta terminar la cocción.

Lo dejo reposar un poco y cuando ya no hierve le añado el puñado de Parmigiano rallado y el trocito de mantequilla.

Esta vez lo he puesto en una fuente, tengo invitados.
La pinta es genial.

CADA OVEJA CON SU PAREJA


Os preguntareis porqué he vuelto a editar la misma entrada y he borrado la anterior.
Hace días que un pesado y estúpido spam se cuela en el blog y escribe un montón de comentarios en inglés en esta entrada.
Después de borrarlo durante 15 días, esconder la noticia e inventarme mil maneras para que no entre, he decidido borrarla y volverla a editar.
A ver que pasa. 
También reescribiré el comentario de Moi.
  
Esto es lo que escribí:

O sea, a cada pasta su condimento.

Hay unas “normas” sobre la correcta utilización de la pasta según la salsa, sobre todo para que resulte más sabrosa y más agradable al paladar.

En general cuanto más gorda es la pasta, más sabrosa y elaborada tiene que ser la salsa.
Por ejemplo, para los spaghetti finos (Fedelini, Spaghettini) se recomiendan salsas delicadas. Un poco de mantequilla y hojitas de albahaca, o un tomate dulce rallado en crudo con un chorrito de aceite.
En cambio los spaghetti gordos (Spaghetti, Vermicelli, Bucatini, Linguine) prefieren salsas importantes, de pescados o mariscos, fuertes de gusto o picantes como por ejemplo pesto, vongole o arrabbiata.
La pasta corta como las mariposas o los tirabuzones combinan muy bien con salsas cremosas o de verduras, mientras que macarrones, rigatoni y plumas rayadas son ideales para salsas sustanciosas a base de carne.

De todas formas no son reglas estrictas, de hecho yo uso siempre los mismos formatos: los que les gustan a mis hijos.
Así que, elegid vosotros los vuestros.

jueves, 23 de mayo de 2013

ENVOLVIENDO A MI MANERA


A mi manera es, como siempre, la rápida.

Hoy como sola, y he decidido aprovechar unas lonchas de tajo redondo de ternera que tenía en la nevera.

Voy a hacer involtini. Que no es otra cosa que lonchas finas de carne que envuelven el relleno, o sea unos "envolviditos"

Extiendo las lonchas de carne y les doy una paliza para que queden tiernas y finas.
¡Bufff...!
¡Qué tranquila y desestresada me he quedado con tanto martillazo!
Me he desahogado de lo lindo.


 
Encima de cada una coloco unos trocitos de beicon (porque no tengo lonchas) y una hojita de salvia, las enrollo y las cierro con un palillo.

En una sartén pongo aceite y mantequilla y unas hojas de salvia. 

Enharino bien los involtini y los paso por la sartén sofriéndolos por todos los lados. 



Cuando están ligeramente doraditos los riego con un vaso de vino blanco.
Los dejo cocer más o menos 20 minutos, lo suficiente para que queden tiernos y no se seque la salsa, si hace falta se le puede ir añadiendo un poco de agua o caldo.


Si no los haces justo antes de comer, los puedes calentar tapados a fuego lento antes de llevarlos a la mesa.





Al ponerlos en la fuente, suena el teléfono. Son mis amigas que han decidido salir a comer y me preguntan si me apunto. 

 ¡Anda que me iba a quedar en casa solita!

Rápidamente, los pongo en un Tupper y a la nevera.

Ya he vuelto. 

Hemos comido verdaderamente bien en el jardín de un local nuevo llamado LIFE que está en la calle Mandri de Barcelona.
Trato inmejorable y precio actual. 
Os lo recomiendo.

lunes, 20 de mayo de 2013

INVENTOS DEL TBO


Lunes de Pentecostés. Día de fiesta. Aburrimiento total. Voy a inventarme algo.

Tengo un melocotón que me mira hace tres días, precisamente desde el viernes, y antes de que se vaya por su propio pie lo voy a usar para hacer algo.
Para un pastel no da, a menos que no sea para mi gato Tuli, aunque tengo la sensación que no lo va a apreciar.

Voy a intentar hacer unas “magdalenas amelocotonadas”, “melocotones amagdalenados” o “mini pasteles aterciopelados”, vamos, el nombre que se me ocurra.

La masa, es la misma del bizcocho pero sin añadir leche, y el procedimiento el mismo de la tarta desordenada.

Las cantidades son: un huevo grande, dos cucharadas y media de azúcar, dos y media de harina, medio sobre de levadura, unos 25 gramos de mantequilla y por supuesto el melocotón pelado y cortado pequeñito.

Bato el huevo con el azúcar, añado la harina con la levadura, la mantequilla y vuelvo a batir.

Reparto la masa en los cuatro moldes y encima el melocotón.

Pruebo con el horno a 170 grados media hora. No pongo la temperatura a 180 porque mi horno no es muy grande, da vueltas y es muy compacto con lo cual calienta muy deprisa y muy uniformemente.

He ido a ver que pasa.
De momento están subiendo muy bien, tanto que se están pegando entre sí. Eso es que se quieren mucho o, seguramente, que he puesto demasiada masa en cada molde.
Faltan cinco minutos.
La incógnita se huele en el aire y lo del horno también.

Ya están. Ahora, en cuanto se enfríen las desmoldo y las pruebo.

Falta una porque me la he comido.
A mi churumbel le han gustado mucho. Para mí están demasiado dulces. La próxima vez le pondré la mitad de azúcar.

Las he puesto boca abajo para ponerle lo único que tenía en casa para decorar: unos huevitos de chocolate.
Ya lo he dicho: inventos del TBO.

jueves, 16 de mayo de 2013

BIZCOCHO EXPRESS


Acaba de llegar mi hijo pequeño a buscar unas cosas y de paso a verme. Hablando y comentando me entero de que no merienda nada pues tiene mucho trabajo y no le da tiempo a hacerse o comprarse algo (???).

¡Cómo que se lo voy a permitir!

Le ordeno que se siente en la cocina y que allí mismo charlaremos.

Mientras me cuenta cosas cojo dos huevos grandes y los bato con 5 cucharadas soperas de azúcar. 
Entre un viaje a Galicia y una noche de juerga con los amigotes, peso 50 gramos de mantequilla y la pongo a derretir. 
Rallo la corteza de medio limón y me entero que estuvo en Zarauz haciendo surf. 

Mezclo 5 cucharadas soperas de harina, un sobre de levadura, la ralladura de limón y la mantequilla derretida al bol del azúcar, añado dos cucharadas de leche y bato. 

Con el ruido de la batidora no me entero de lo que me dice, pero no era nada importante. 

¡Recórcholis me olvidé del horno!

Enciendo el horno a 170 grados y mientras espero y le digo por ennesima vez que tiene que cuidarse, unto con mantequilla y rebozo el molde con pan rallado.

Ya se ha calentado el horno.
Vuelco la mezcla en la tartera y la dejo horneando a 170 grados durante 25/30 minutos.


Como veis, ha quedado bajito pero esa era la idea. Si hubiese puesto más de todo, en vez de media hora de horno hubiese tardado 45 minutos y no tenía tiempo.

Ya se ha ido con su bizcocho bajo el brazo. Es que los hijos aprietan y... a veces también ahogan.