viernes, 31 de enero de 2014

FALTI


Me acabo de dar cuenta que en la lista de los caldos, entre otros, me “falti” el de pescado. Como ayer jueves compré un rape pequeñito y me quedó la espina y la cabeza, lo voy a hacer y congelar por si acaso. Nunca se sabe, a lo mejor se me ocurre hacer algo con él, otro día.

Solo necesito la carcasa del rape, cebolla, vino blanco, zanahoria, puerro, tomate, laurel, aceite y agua.

En una olla alta rehogo la cebolla y la hoja de laurel con un poco de aceite, le añado el pescado, las verduras, un chorrito de vino blanco, agua, sal y pimienta. Lo dejo hervir una hora y lo cuelo.




Ahora que está frío, lo pongo en tuppers forrados de film transparente (por eso de no ensuciar=no limpiar) y lo congelo.

miércoles, 29 de enero de 2014

NOCHE DE LUJO


Ayer por la noche tenía ganas de cenar algo especial.
Por culpa de la crisis ya no nos damos ningún placer. Todo es ahorrar y ahorrar.
¡Ya está bien de tanta economía!!!
Me voy a hacer unas “angulas”… o algo así.

Ajos, aceite y guindillas tengo. Como es de noche, y todos los gatos son pardos, usaré 70gr de spaghetti que, desde lejos pueden tener el aspecto de las angulas.
En la olla de agua hirviendo con sal, echo los spaghetti a cocer.








En una sartén con tres cucharadas de aceite de oliva pongo cuatro o cinco dientes de ajo enteros y pelados y dos o tres guindillas picantes.

Cuando a la pasta le falten dos o tres minutos de cocción, sofrío los ajos y las guindillas procurando que no se quemen. Escurro las spaghetti muy escurridos, ya que la salsa es muy líquida, los echo en la sartén con el aliño y le doy unas vueltas para que cojan sabor.



Me los he puesto en el plato y les he espolvoreado un poco de perejil picado.

No hay nada como darse un lujo de vez en cuando. 

Y si es económico, mejor que mejor.

domingo, 26 de enero de 2014

MALDITA GRIPE


Como habéis notado, llevo varios días sin escribir recetas. Claro, con la gripe del pulpo que he pillado, solo como alguna sopita de vez en cuando.
Hoy estoy mejor, pero todo me sabe igual, a nada.
Por lo tanto voy a guisar algo muyyy sabroso.

Como todavía no voy a salir a la calle, a parte que es domingo, he rebuscado en la nevera, y he encontrado en el congelador un trozo de lomo de cerdo. 
No hay mucho, pero para mi solita ya está bien. No quiero que venga nadie a mi casa no vaya a ser que todavía sea contagiosa.
También tenía en la despensa un paquete de arroz precocido, basmati+salvaje, que creo que le va a ir de maravilla.
Usaré pues 150gr de lomo de cerdo, una zanahoria de 50gr, un cuarto de cebolla, perejil, un tomate de colgar, aceite, harina, sal, pimienta, vino blanco, agua y, sobretodo, curry picante. A ver si así noto el sabor.

Corto el lomo a cuadraditos, pico la cebolla con la zanahoria y rallo el tomate.
En una sartén honda sofrío con tres o cuatro cucharadas de aceite bien caliente el lomo enharinado para sellarlo. Echo la verdura y la dejo pochar un poco. Le pongo el tomate rallado, remuevo y le añado una cucharadita de curry de Madras picante. Remuevo y añado un chorro de vino blanco. Dejo evaporar un poco y lo cubro todo con suficiente cantidad de agua. Le añado el perejil picado, lo arreglo de sal y pimienta y lo dejo cocer a fuego lento hasta que la carne está muy tierna y la salsa se haya reducido.



Pongo el arroz en el micro y sigo las instrucciones del paquete.

Ya está caliente. 

Lo pongo en el plato y le tiro por encima la carne con su salsita.

¡Esto sí tiene sabor!

Picantito, picantito.

¡Qué hambre!

domingo, 19 de enero de 2014

¡PUAAAJ!


Tenía ganas de verde y he hecho una crema de espinacas.

Necesité, un manojo de espinacas frescas, un tomate de colgar, una ramita de apio, una zanahoria, media cebolla, aceite, sal y pimienta. Normalmente le pongo un trozo de calabaza par darle un toque más suave, pero como no tenía la substituí por un puñado de ensalada Trocadero, esa que parece una rosa y que antes la llamaban francesa.

En una olla con tres cucharadas de aceite pocho la cebolla. Luego añado el resto de verduras, el apio, el tomate, la zanahoria y las espinacas, reservando la ensalada para el final. Lo cubro de agua y lo llevo a ebullición. Lo tapo y lo dejo hervir una media hora. Añado un puñado de ensalada y lo dejo cocer un cuarto de hora más.

En el túrmix lo trituro a velocidad máxima añadiendo poco a poco un chorro de aceite para que coja un aspecto aterciopelado.

Y ahora viene lo bueno.

Como había leído en Internet una receta de chips de espinacas, me pareció divertida y decidí copiarla.
Según explican, solo necesito espinacas, sal, pimienta y papel de horno.

Tenía que: elegir las hojas pequeñas y bonitas, lavarlas y quitarles el tallo; secarlas muy bien para que quedaran crujientes; disponerlas bien separadas sobre el papel en la bandeja del horno; ponerles sal al gusto y un poco de pimienta en polvo; introducirlas en el horno a 170° de 8 a 12 minutos según horno.
Al final tienen que quedar crujientes como chips y finas como hojas de papel. Hice varias tandas y dejé que se enfriaran.

Las puse de pie en mi plato para hacerles la foto y comerlas con la crema.

Puaaaj, puaaaj… ¡Vaya porquería! Amargas a más no poder. Malísimas. 

Menos mal que la crema, “sola”, estaba deliciosa.
O sea, otra receta de Internet para tirar al container.

Me reafirmo en lo dicho anteriormente: las recetas de internet son un timo.

Menos las mías, claro. Jejeje.

viernes, 17 de enero de 2014

DE COMPRAS


Ayer vino mi hermana a verme y me preguntó que si tenía un “chafapatatas” de más. Lógicamente no tenía ningún otro. ¿Qué iba a hacer con dos?
Pues nos fuimos de compras de “chafapatatas”.
Tuvimos una suerte increíble. Justo al cruzar la calle nos metimos en CASA VIVA, la tienda de cosas para la casa que tengo enfrente, y lo encontramos.
No es como el mío, pero compró dos para que su marido, “el alemán”, chafara las “Kartoffeln” a dos manos.

Decidimos hacer unas albóndigas sin salsa para estrenar el aparato.
Tenía unos 150gr de ternera y 150 de cerdo picados. Utilicé también una patata, un cuarto de cebolla, un huevo mediano, un poco de leche, unas ramitas de perejil, harina, aceite, mantequilla, sal y pimienta.

Lo primero herví la patata que, una vez pelada, resultó pesar unos 100gr. Mientras en una mini sartén, con muy poca mantequilla, puse el cuarto de cebolla picado, pesaba 30gr, a pochar y dorar.

 







En un bol puse la patata y la chafé con el aparato nuevo. Aunque tiene los agujeros más grandes que el mío, funciona perfectamente.

Le añadí un poco de leche y un pellizco de mantequilla. Luego el perejil picado, el huevo y la cebolla doradita. Removí y le añadí la carne. Una vez mezclado corregí de sal y pimienta y lo puse a reposar en la nevera pues lo notaba un poco demasiado blando. Al cabo de una hora, hice las albóndigas, las enhariné y las cociné con mitad aceite y mitad mantequilla, vigilando que no se quemaran.

La verdad es que sí eran bastante blandas, ya se ve, en vez de redondas salieron un poco achatadas. 

Seguramente le eché demasiada leche, pero estaban muy tiernas, jugosas y delicadas.

miércoles, 15 de enero de 2014

ME OLVIDÉ


El otro día hice un fantástico lomo rustido para comer, como éramos seis, con las prisas me olvidé de hacer las fotos del paso a paso.
Hoy lo he hecho para el blog y de paso para mi. Es pequeño, muy pequeño pero se entiende igual el proceso, o eso espero.

Necesito un trozo de lomo de cerdo, manzanas, ciruelas pasas, beicon ahumado, vino tinto, aceite, mantequilla, sal y pimienta.
He comprado un trocito de lomo de cerdo ibérico porqué es muy jugoso, pero sirve cualquier otro.

Lo primero es abrir el lomo para que luego lo podamos enrollar. Si el cuchillo corta bien, es muy sencillo. Luego preparo los ingredientes del relleno. Con una manzana tendré suficiente, la lavo, la pelo, la fileteo y reservo un poco de piel.


Ahora, lo extiendo, lo salpimiento y empiezo a rellenarlo.

Las lonchas de beicon, luego la manzana fileteada muy fina y, por último dos o tres ciruelas sin hueso partidas por la mitad.
Lo enrollo del centro hacia fuera para que quede como antes de abrirlo y lo ato. 
Reconozco que me he vuelto majareta para que no se escaparan las manzanas y las ciruelas, pero con uno más grande es fácil.

En una cazuela con tres cucharadas de aceite rusto el asadito por todos los lados. Le añado unas lonchas de beicon, unas ciruelas, unos trocitos de manzana cortada y un trozo de piel.

Cuando está todo doradito le pongo un trocito de mantequilla, dejo que se derrita y sofría un poquito y le añado el vino tinto, y un poco de agua.
Lo dejo cocer tapado, dándole vueltas de vez en cuando, aproximadamente una hora. El otro más grande lo dejé una hora y media.

Lo apago, y toda la salsa que queda la trituro arreglándola de sal y pimienta. A veces si queda poca salsa se le puede añadir nata líquida.


Corto el rustido y lo pongo en el plato con su salsa. Ya me lo puedo comer.

Si sobra, no hay problema. Cuando está frío se corta finito, se deja fuera de la nevera un rato y se sirve con la salsa muy caliente.

lunes, 13 de enero de 2014

PARA MEIN LIEBER CUÑADO


Como cada fin de semana, estoy en casa de mi madre pero hoy viene a comer mi hermana con su marido “el alemán”.
Como ayer, por enésimo error, compré unos codillos en salmuera en vez de al natural, los voy a hacer estilo germánico pero en compañía de una mostaza típica italiana.

Necesitaré los codillos, una cebolla, dos zanahorias, una ramita de apio, un tomate de colgar, ajo, laurel, tomillo, clavos, bayas de enebro y pimienta en grano. Sal no.
  


La noche anterior puse en remojo en la nevera con agua fría y un poco de vino los codillos para que perdieran un poco de salazón y no fueran tan fuertes de gusto.



A las 11:30 de la mañana pongo en una olla los codillos, la cebolla con dos clavos pinchados, las verduras, las hierbas, los dos dientes de ajo, la pimienta en grano y las bayas de enebro. Lo cubro con agua fría, tres o cuatro dedos más, y lo dejo hervir a fuego muy suave hasta las dos y media, unas tres horas.

Cuando le falta más de una hora pongo a hervir unas patatas lavadas con piel en agua fría.
Para acompañar, mi madre ha hecho una col con beicon en agridulce, pero esa es otra historia que, lo más seguro, no la explicaré nunca porque no me gusta en absoluto.





Esta es una mostaza típica de Cremona para acompañar carnes hervidas, rustidos o quesos. Está hecha a base de frutas confitadas y mostaza, o sea que cuando la comes el intenso picor te sube por la nariz hasta dejarte casi sin respiro.

Escurro los codillos, los pongo en una tabla de madera y los llevo humeantes a la mesa con las patatas hervidas, la col de mi madre (no gusta no hay foto) y la “mostarda di Cremona”.

Me encanta y… de paso te despeja la nariz.

miércoles, 8 de enero de 2014

¡QUÉ ES ESO?


En la carpeta de imágenes para recetas tenía abandonado este dulce que hice cuando aún tenía algunas hojas de aquella masa filo comprada por error.
Ese día se me ocurrió hacer unos barquillos.

Con azúcar glacé vainillado (le había puesto dentro una vaina de vainilla), mantequilla y la pasta filo me metí de lleno en la cocina.



Lo primero reblandecí bien 40gr de mantequilla y la mezclé con dos cucharadas de azúcar vainillado.

¿Cuánta cantidad necesitaba?
No tengo ni idea. Pero me quedaban cuatro tristes trozos de hoja de masa filo. Pues a agotarlos se ha dicho.
 
Los corté para que hubieran dos para cada uno. 

Los unté con la mantequilla dulce, y los enrollé. 

Quedaron un poco chafaditos pero los puse encima del papel del horno y los horneé durante unos 10 minutos a 180°.


Cuando llegó mi hijo y los vio me dijo: “¿Qué es eso tan raro que has hecho?”.
Al decirle que eran barquillos los llenó de nata, muuucha nata, y dijo que estaban bien.  

Si los vuelvo a hacer tendría que añadirles algo que le dieran sabor pues no tenían nada de especial. Eran tan solo una cosa dulce y crujiente.

domingo, 5 de enero de 2014

MENTIRA PODRIDA


Hace más de un mes que tengo ganas de cocinar y comer un plato que me encanta y que, siempre que lo veo en la carta de un restaurante, lo pido: el cochinillo.
Nunca he tenido ocasión de ir al famoso Cándido, pero en Catalunya, en el restaurante La Fragata de Sitges he comido uno buenísimo. Crujiente por encima y meloso y tierno por dentro. Voy a intentar hacerlo.
Me he bajado un montón de recetas de Internet y voy a hacer la más parecida a la de Cándido, que no te dice ni el tiempo que lo deja, ni la temperatura del horno, para lo cual la utilizaré con otras que he encontrado.

He comprado solo 800gr porque estoy sola y me lo voy a comer entero. Cochinillo y nada más. Bueno, a lo mejor una ensalada.
Parece muy sencillo; solo hace falta cochinillo, manteca, sal y agua.
Pero, como no es entero y tengo miedo que quede seco, le añadiré unas ramitas de tomillo y un poquito de vino blanco.
Por lo tanto voy a usar ¼ de cochinillo, manteca de cerdo, agua, un poco de vino, sal, pimienta y unas ramitas de tomillo.

Lo primero enciendo el horno a 140°, mientras se calienta, froto la bandeja con la manteca y, para que la piel del cochinillo no toque el fondo, tengo que ponerle unas tablillas de madera.

Me lo expliquen. ¿Quién tiene tablillas de madera en la cocina?
Un carpintero o un segoviano, porque os aseguro que yo no.
Me las he tenido que ingeniar y he puesto un montón de palillos chinos de madera cruzados, de esos para comer sushi. Espero que funcione.

Ahora le pongo el agua vigilando que no sobrepase los palitos, la ramita de tomillo, sal y un poco de vino blanco. Luego pincelo el cochinillo con un poco de manteca derretida, lo salpimiento y lo coloco encima de las maderas con la piel hacia abajo. Le pongo una ramita de tomillo y lo introduzco en horno a 150° durante más o menos una hora, según dicen en interrnet.
Lo saco, quito las maderitas, le doy la vuelta, lo vuelvo a pintar con manteca por encima y le añado agua, vino y sal a la fuente porque se habia quedado seca. Lo vuelvo a meter al horno a 160° y lo dejo una horita y cuarto más, siempre siguiendo las instrucciones de las páginas web encontradas, hasta que veo que está doradito por encima.

Lo he sacado y cortado.
La piel estaba super crujiente, pero la carne, dura y astillosa.
No, no y no. No es eso lo que quería.
Creo sinceramente que las recetas de internet son mentira. Lo guisan, miran que quede bonito, le hacen la foto y, en vez de comérselo, lo tiran a la basura.
Voy a intentar arreglarlo pues llevo desde las doce de la mañana metida en la cocina y son las tres y aún no sé qué voy a comer.

Lo pongo en una cazuela antiadherente con la piel hacia arriba para que no se reblandezca. Le añado el jugo que quedaba en la rustidera, un poco más de agua, vino y sal, y lo voy a cocer tapado al fuego lento durante una hora o más. A ver si la carne queda melosa de una puñetera vez.

Son las cuatro de la tarde, parece que la carne está tierna y se despega del hueso con facilidad.
Enciendo el horno a 250°, saco el cochinillo troceado de la cazuela, lo pongo en una fuente de horno, le añado su jugo y lo horneo hasta que la piel quede crujiente.

A ver si funciona.
Lleva un cuarto de hora y sigue sin crujir. Lo dejo un poco más, y si no queda bien, lo gratinaré.
¡He de conseguirlo por narices!
Lleva media hora y la corteza sigue siendo blanda. Le voy a poner el gratinador y que sea lo que Dios quiera.
El perfume en la cocina es increíble de bueno.
Córcholis, con diez minutos se ha tostado un poquito demasiado, pero el aroma sigue siendo buenísimo.

Que sepáis. Un poco tarde pero me he comido todo el cochinillo yo solita, tostadito y todo. No podía parar de lo rico que estaba acompañado de la compota de manzana.
Si no aparezco en tres días me lo merezco, por cometer el pecado capital de la gula. Cuando muera me van a llevar directamente al tercer círculo del infierno de la Divina Commedia de Dante.
Pero… ¡qué bueno estaba!

Sobre todo, “no hagáis esta receta”, esperad a que la vuelva a hacer y sea más sencilla.