SOBRINAAAAAAAA…

Esta receta está super-mega dedicada al mundo mundial de mi sobrina.

Cada vez que viene a comer me pregunta: 

“¿Ya me has hecho tu mayonesa?”.

¡Cómo no se la voy a hacer!

Pero ahora le va a tocar aprender.

A ver, coge el tarro del minipimer y le echas, en este orden, un huevo de los grandes, dos buenos pellizcos de sal, un cuarto de litro de aceite de oliva 0,4 y medio limón exprimido.

Pones la batidora apoyada en el fondo y, a velocidad máxima la aguantas unos 40 o 50 segundos, hasta que oigas como cambia el sonido y se hace más sordo.

Entonces vas subiendo muy poco a poco con el minipimer hasta que todo el aceite se haya incorporado. 

Luego subes y bajas suavente con la batidora unas tres o cuatro veces y ya tienes tu mayonesa.

Saladita, poco alimonada y muy dura.

¡Y NO ME LA VUELVAS A PEDIR!

PLUMAS RAYADAS Y CABREADAS

No, no se enfada nadie, es un plato de pasta y precisamente las llamadas “penne rigate all’arrabbiata”.

La salsa all’arrabbiata (a la enfadada) como es un poco picante le va muy bien a las penne rigate (plumas rayadas) porque son gorditas y combinan mejor.

En la sartén antiadherente pongo un buen chorro de aceite, dos guindillas picantes  y dos dientes de ajo. Los doro y a continuación le añado el tomate. Como el aceite está caliente, para no salpicar toda la cocina, uso la tapa como escudo.

Cuando deja de freír y salpicar, le bajo el fuego y la dejo cocer unos 10 minutos, y cuando ya no está tan caliente, para que no se cueza y pierda aroma, le añado la albahaca cortada pequeñita.

Suelo utilizar la marca de pasta DeCecco, es un poco más cara pero el resultado es perfecto, mantienen la cocción y el sabor es excelente. Hiervo le penne, las escurro, les añado la salsa, las remuevo y se las llevo a mi hijo que se las comerá en un plis plas.

TARTA DESORDENADA

Hoy es el cumpleaños de una amiga y a mi me toca el postre, como no tengo ganas de salir a comprar porque llueve, voy a hacer un pastel muy sencillito pero con mucho efecto.

Necesitaré 4 manzanas grandes, una vez limpias tienen que pesar más o menos medio quilo, 100 gramos de azúcar, 50 de mantequilla, 100 de harina, un huevo medio sobre de levadura para dulces y un poco de leche.

Pelo y fileteo las manzanas, peso los ingredientes y pongo la mantequilla a derretir.



Unto el molde con mantequilla y lo espolvoreo de pan rallado para que la corteza quede más crujiente.
Enciendo el horno a 170/180 grados y mientras se calienta voy trabajando.

En un bol bato el azúcar con el huevo a velocidad rápida hasta que la mezcla se haya blanqueado un poco y le añado dos cucharadas de leche.
A continuación incorporo la harina, la levadura y la mantequilla. Vuelvo a batir, pero esta vez a velocidad lenta. 
Vierto la masa en el molde y le tiro por encima las manzanas, desordenadas. Espolvoreo un poco de azúcar por encima y lo introduzco en el horno.
Lo dejo cocer unos 40/50 minutos, depende del horno, lo saco, dejo enfriar y desmoldo.

¡Feliz cumpleaños!

HAMBURGUESAS SABROSAS

La hamburguesa la suelo cocinar poco, porque me gusta que quede jugosa. De entrada, la carne de ternera ya hago que la piquen sólo una vez sin ningún trozo ni de grasa ni de nervio ni de piel. 

Cojo media cebolla picada y con poquísima mantequilla la rehogo hasta que esté ligeramente sofrita. Pongo un poco de miga de pan en remojo con leche, y le añado la carne picada, una yema de huevo, la cebolla sofrita ya fría, un poco de perejil picado y una o dos cucharitas de mostaza, salpimiento y mezclo.

Hago las hamburguesas y las paso por pan rallado. En la sartén pongo mantequilla y un poco de aceite, y cuando está caliente pongo las hamburguesas. Las doro por ambos lados y les añado un poco de vino blanco y un poco de agua con una cucharada de mostaza, dejo que cueza un poquito y ya está.

A VER QUÉ HAY

He comprado unos calabacines para rellenar, pero no me he acordado de comprar ingredientes para el relleno. 

A ver qué tengo en la nevera: una mozzarella, un sobre de jamón dulce, un paquete de tranchetes y bolsas de queso rallado.

Hiervo los calabacines enteros aproximadamente 8 o 10 minutos. Los escurro y los corto por la mitad a lo largo para que se enfríen más rápidamente. 

A parte sofrío con un poquito de mantequilla media cebolla picadita.

Vacío los calabacines, reservo la pulpa y los pongo boca abajo sobre papel. En la picadora pongo, la mozzarella, el jamón dulce, la cebolla, parte de la pulpa de los calabacines, un poco de perejil, una o dos tranchetes, un puñado de emmental rayado, sal, pimienta y nuez moscada. Trituro un poquito. 

Pongo los calabacines en una fuente de horno previamente untada de aceite, los salo y los relleno con la mezcla anterior. Los espolvoreo de queso rallado, les pongo un poquito de mantequilla y al horno.

Como no hay ingredientes crudos y los calabacines están ligeramente precocidos, el tiempo de horneado es sencillamente para que se calienten y se doren por encima.

Normalmente no gratino, uso el horno, ya que al mismo tiempo que gratina también calienta.

¿A que han quedado bonitos? 

VERDE QUE TE QUIERO VERDE

¿Por qué comprar hierbas envasadas para aromatizar tus platos?

Todos hemos ido alguna vez al campo y hemos visto plantas de romero, tomillo o menta. Pues a recogerlas y a hacernos nuestra propia mezcla personalizada para añadir a rustidos, guisos o salsas.

En casa tenemos una mezcla de romero, laurel y tomillo y la hemos bautizado como “La mezcla de la colina”.

Se recogen las plantas, se deshojan y se ponen en una bandeja en un sitio a la sombra. Cuando están secas se trituran en la picadora.

¿No sabes como son esas plantas? Pues mira el lateral del blog.

Iré añadiendo hierbas a medida en que sea la época de su pleno apogeo.

AHORA PASTA AL PESTO

Como es un día de rosas, plantas y verde en general, voy a hacer una salsa a base de basilico (albahaca): el pesto.

No es la auténtica receta genovesa, pues lleva más ingredientes de los que pongo, como por ejemplo nueces o pecorino (queso de oveja), pero es la base.

Necesitamos dos puñados de Parmigiano recién rallado, uno de piñones, uno de albahaca, un poco de sal, medio diente de ajo sin el alma y cinco o seis cucharadas de aceite de oliva de 0,4 grados.

Se tritura todo y ya está. 

El formato ideal para esta salsa son le trenette, unos tallarines planos y gorditos, pero como no los tengo voy a usar los socorridos spaghetti.

Ya tengo la salsa, claro la acabo de hacer. 
Hoy no viene nadie, como sola, bueno con el gato, pero a él no le gusta nada la pasta y menos al pesto. Por lo tanto voy a hacerme solo 60 gr. porque ya he empezado la dieta del bikini.

Pongo una cucharada sopera de salsa en el plato y, cuando la pasta ya está hecha y escurrida, le añado tres cucharadas del agua de hervir a la salsa. Remuevo, añado la pasta, vuelvo a remover y al plato. 

Ya en la mesa, levanto los spaghetti separándolos del resto, los apoyo en el borde del plato, los enrollo y me los como.

Este último comentario es para enseñarle a mi sobrinito como se hace para que no te caigan por todas partes.  

HIRVIENDO LA PASTA

Lo primero que hay que saber hacer es hervir la pasta correctamente. La pasta, si no es para horno o para timbales (receta que explicaré más adelante), tiene que hervirse y servirse al momento. Si luego sobra, siempre se puede calentar, pero es mucho más buena recién hecha.

Aunque la regla de las proporciones es que para 100gr de pasta hacen falta 1 litro de agua y 7gr de sal, tengo tanta práctica que lo a pongo ojo.

En el gas pongo una olla mediana con mucha agua, si sobra no importa, y un buen puñado de sal. Cuando el agua hierve se echa la pasta y se remueve. Cuando vuelve a hervir se empiezan a contar los minutos de cocción.

La voy revolviendo de vez en cuando para que no se pegue ni entre sí ni al fondo de la olla. Acabado el tiempo de cocción se escurre en el colador teniendo el detalle de ponerlo enseguida encima de la olla vacía, y reservar el agua que queda en ella.

¿Por qué?

Pues porque si la pasta mezclada con la salsa, queda un poco seca, se le añade un poco del agua caliente que ha sobrado para que quede cremosa. Esto es muy importante sobre todo con las salsas que llevan queso y porque el agua sobrante de hervir la pasta no cambia el sabor de las salsas.

Una vez escurrida, se pone en una fuente, mejor honda para que no pierda el calor, se le añade un poquito de aceite crudo, se remueve y luego se le añade la salsa. Se vuelve a mezclar y se sirve, mejor en platos hondos, seguirá caliente.. Para que tengáis el resultado perfecto siempre es mejor que los comensales estén ya sentados en la mesa. Así comerán la pasta caliente y en su punto.  

LAVANDO LO LIMPIO

Reconozco que en la cocina soy un poco maniática. Uso guantes de usar y tirar, cambio de cuchillo, cuchara, etc. cada vez que remuevo un plato y ahora lavo lo que está lavado.
Tanto es así que cuando compro las verduras envasadas y que se supone que están lavadas, las vuelvo a lavar.
Ya he advertido que no me gusta limpiar, por lo tanto intento ensuciar poco. Pues para lavar el contenido de las bolsas me he inventado un sistema rápido y  sin tener que sacar cacharros del armario.
Lo único importante es no hacer muy grande el corte de las puntas inferiores, podrías encontrarte la pica llena de verdura.
Ya está, a la olla las espinacas y a la basura la bolsa.

SUPER FÁCIL

Acabo de ver que tengo dos manzanas en el frutero y que nadie se las va a comer. Antes de que se escapen hasta los gusanos por ponerse malas, las voy a cocinar.

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Les quito el corazón con un cuchillo porque no encuentro el vaciador de manzanas, seguramente lo habré tirado por inútil. En un bol para horno un poco alto pongo las manzanas con una cucharadita de azúcar, un chorrito de vino blanco y una nuez de mantequilla en el centro.

Las espolvoreo con un poquito más de azúcar por encima y las introduzco en el horno a 180 grados por aproximadamente una hora.

Le quería poner unas tiritas finas de piel de naranja pero como me hice el zumo del desayuno, ya no me quedan, será para la próxima vez.

Las voy controlando y cuando veo que se cuartean y están doraditas, creo que ya están. Algunos tipos de manzana son más duras de hacer, entonces pongo el horno a menos temperatura y más rato.

Ya está, manzanas recuperadas. 

MEDIODÍA DE LECTURA

Me encanta leer, pero estos no son ediciones de bolsillo si no que son mis libritos de lomo del Ral. Digo “mis” porque difieren un poco de los normales. 

La primera diferencia está en el relleno. Harta de que al freírlos se saliera el relleno, el librito quedara seco y la sartén llena de queso fundido, se me ocurrió envolver el queso con el jamón como un paquete regalo. Tardan un poco más en hacerse, pero el resultado es, como diría Jesulín en dos palabras, im-presionante. La sartén no tiene pegotes y el librito está lleno y jugoso.

La segunda variación es que los frío, en una sartén antiadherente, con aceite y mantequilla, añadiendo una ramita de romero. La mantequilla hace que el lomo quede más jugoso y el romero le da un toque especial, y si está bien crujiente es muy rico (para quien le gusten las hierbas).

Como sabéis existe la licencia poética: infracción de las leyes del lenguaje o del estilo que puede cometerse lícitamente en la poesía; pues voy a inventar una licencia culinaria de baterías de cocina: las sartenes y las ollas dejarán de tener asas y mangos en las fotos. 

Me encanta trabajar con el Photoshop pero...¡Estoy harta de recortar las imágenes!

Lógicamente, puesta a hacer libritos, que es un rollo, siempre hago muchos y los congelo por si acaso. 
Los envuelvo uno a uno con el film transparente y los pongo en el congelador, así si los necesito los saco una media hora antes y los tengo listos para cocinar. Ya pueden venir invitados imprevistos que estoy preparada.

LA TORTILLA DE LA MARUJA

Partiendo de la base que la tortilla de patatas igual que la paella son dos platos que me salieron fatal un par de veces y que no pienso volver a intentar cocinarlos, os dejo la receta de la Maruja.

Maruja es mi asistenta y se llama así, no por ser una “maruja”, si no porque es gallega y en Galicia el nombre María es así.

Le he pedido que me hiciera una mini-tortilla para mí, porque si no siempre me sobra. Cuando tengo invitados me hace cuatro o cinco como aperitivo.

Ha cogido dos patatas muy pequeñas, media cebolla mediana, un trocito de pimiento verde y un huevo grande, de los de +76 gr.

Ha partido las patatas, la cebolla y el pimiento muy pequeñito, y cuando el abundante aceite estaba suficientemente caliente (véase la prueba del trocito de patata), ha echado todo en la sartén antiadherente de 18 cm.

Lo ha sofrito todo chafándolo con el tenedor y cuando la patata ya estaba pochada, lo ha sacado del fuego y escurrido. La verdad es que cada vez que me hace una tortilla usa media botella de aceite, pero si algo quieres, algo te cuesta.

Batido el huevo con la sal y añadida la patata, lo ha vertido en la misma sartén y la ha cocinado unos dos, tres o cuatro minutos. Le ha dado la vuelta, y la ha dejado dos o tres minutos más siempre vigilando la llama del gas para que no se quemara.

Haciendo el montaje de las imágenes para el blog, me he dado cuenta que tengo que robarle las sartenes con el mango rojo que tiene mi madre, se verían mejor y harían juego con el blog.

Pido perdón por no tener la imagen de la tortilla emplatada, pero llegó mi hijo y como eran las ocho y pico y tenía hambre, se la comió antes de hacerle la foto.

RISOTTO Y PUNTO

Hoy viene mi hijo a comer y le encanta el arroz por lo tanto empezaré pues con un Risotto básico. Es muy fácil y es la base de todos los risottos.

El risotto es un plato muy sencillo pero has de estar cerca para vigilarlo. 

La correcta elección del arroz es muy importante. Normalmente uso el tipo Carnaroli o el Arborio, que son una variedad italiana de grano gordo, aguanta bien la cocción y, si respetas el tiempo, queda siempre en su punto.

Para dos personas, como primer plato, las cantidades que calculo son de unos 160 gramos de arroz, media cebolla, tres o cuatro cucharadas de aceite, una hoja de laurel, dos dedos de vino blanco, un litro y medio de caldo de pollo, carne o verdura, un trozo de mantequilla y un puñado de queso parmesano recién rallado.

En una cacerola baja se ponen dos o tres cucharadas de aceite de oliva y media cebolla cortada fina. Se deja rehogar hasta que quede trasparente. Se añade el arroz y se deja sofreír un poco, luego se echa el vino, se deja evaporar. 

A continuación añadimos dos cazos de caldo caliente (el caldo concentrado a cacitos que os describí ayer) y removemos. A partir de este momento se empiezan a contar los 16/18 minutos de cocción del arroz, según instrucciones. Cuando vuelve a hervir le bajamos un poquito el fuego sin que deje de hervir alegremente y a medida que se va consumiendo el caldo le añadiremos más. Y así, removiendo y añadiendo llegamos a la cocción completa. Se apaga el fuego se remueve, se le añade la mantequilla y el queso para darle la cremosidad característica y se vuelve a mezclar.

Hoy tenía en la nevera media mozzarella pues la voy a cortar a daditos y se la añado, remuevo y a la mesa (con olla y todo, no tengo ganas de ensuciar nada).

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Las primeras veces que lo hice, o me quedaba demasiado líquido o demasiado seco, poco a poco le cogí el punto.

Siempre sobra algo de caldo, pero no hay que tirarlo, pues si sobra arroz, una vez frío, se le añade un poco para que no se apelmace y así se guarda mejor para recalentarlo. No le pongo sal porque el caldo preparado suele ser suficientemente salado, como mucho al final se puede añadir un poco de pimienta blanca molida. 

EL CALDO MÁS RÁPIDO

La manera más fácil de hacer un caldo es abriendo un tetrabrik con las tijeras, yo lo practico siempre que lo tengo, pero cuando se acaban mi existencias de caldo ya preparado no hay problema, pongo dos cacitos de caldo concentrado en un litro de agua. 

También se pueden usar las pastillas de caldo de toda la vida, pero para mi gusto son demasiado fuertes de sabor, o sea que saben mucho a pastilla. 

¿Veis como cocinar no es complicado?

Hoy me he ido al restaurante. ¿A que se nota?

INTRODUCCIÓN

Este blog está dedicado a mi hermana y a mis dos hijos, especialmente al pequeño, porque vive solo y necesita aprender a alimentarse bien.

Soy italiana, por lo tanto la mayoría de los platos que cocino son de mi país.

Me encanta cocinar y según mis amigos, no lo hago mal. He de reconocer que el mismo plato nunca me sale igual, pero claro siempre guiso a ojo y con lo que encuentro en la nevera.

¡Viva la improvisación!

De todas formas, en este blog intentaré dar las recetas lo más precisas posible, si me acuerdo pesaré los ingredientes, si no lo calcularé a puñados, cucharadas y pellizcos.

No me gustan las recetas complicadas ni la presentación de diseño en los platos, ya que pierdes tiempo colocando los ingredientes y el plato se enfría, mejor lo dejo para los restaurantes que tienen las instalaciones preparadas para ello.

Me encanta la mesa bien puesta y si puede ser adornada, parece que abre el apetito o por lo menos es mucho más agradable.

Me gusta comer bien, usar buenos ingredientes y no tener que ensuciar muchos utensilios pues luego hay que limpiar y eso es un rollo. De postre, como no soy muy golosa, tengo pocas recetas aunque son muy resultonas. Vamos que la mayoría de las veces vais a tener que comer fruta del tiempo o yogur.

Serán recetas con imágenes que puedes agrandar clickando sobre ellas, porque así es más fácil de entender, y si ya te has puesto delante de los fogones, solo con las fotografías tendrás suficiente.

Aviso que no voy a hacer una receta diaria, simplemente las publicaré cuando las cocine así les podré hacer las fotos.