martes, 23 de abril de 2013

HIRVIENDO LA PASTA


Lo primero que hay que saber hacer es hervir la pasta correctamente. La pasta, si no es para horno o para timbales (receta que explicaré más adelante), tiene que hervirse y servirse al momento. Si luego sobra, siempre se puede calentar, pero es mucho más buena recién hecha.
Aunque la regla de las proporciones es que para 100gr de pasta hacen falta 1 litro de agua y 7gr de sal, tengo tanta práctica que lo a pongo ojo.

En el gas pongo una olla mediana con mucha agua, si sobra no importa, y un buen puñado de sal. Cuando el agua hierve se echa la pasta y se remueve. Cuando vuelve a hervir se empiezan a contar los minutos de cocción.
La voy revolviendo de vez en cuando para que no se pegue ni entre sí ni al fondo de la olla. Acabado el tiempo de cocción se escurre en el colador teniendo el detalle de ponerlo enseguida encima de la olla vacía, y reservar el agua que queda en ella.
¿Por qué?
Pues porque si la pasta mezclada con la salsa, queda un poco seca, se le añade un poco del agua caliente que ha sobrado para que quede cremosa. Esto es muy importante sobre todo con las salsas que llevan queso y porque el agua sobrante de hervir la pasta no cambia el sabor de las salsas.

Una vez escurrida, se pone en una fuente, mejor honda para que no pierda el calor, se le añade un poquito de aceite crudo, se remueve y luego se le añade la salsa. Se vuelve a mezclar y se sirve, mejor en platos hondos, seguirá caliente.. Para que tengáis el resultado perfecto siempre es mejor que los comensales estén ya sentados en la mesa. Así comerán la pasta caliente y en su punto.  

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