Acaba de llegar mi hijo pequeño a buscar unas cosas
y de paso a verme. Hablando y comentando me entero de que no merienda nada pues
tiene mucho trabajo y no le da tiempo a hacerse o comprarse algo (???).
Le ordeno que se siente en la cocina y que allí
mismo charlaremos.
Mientras me cuenta cosas cojo dos huevos grandes y
los bato con 5 cucharadas soperas de azúcar.
Entre un viaje a Galicia y una noche de juerga con los amigotes, peso 50 gramos de mantequilla y la
pongo a derretir.
Rallo la corteza de medio limón y me entero que estuvo en Zarauz haciendo surf.
Mezclo 5 cucharadas soperas
de harina, un sobre de levadura, la ralladura de limón y la mantequilla
derretida al bol del azúcar, añado dos cucharadas de leche y bato.
¡Recórcholis me olvidé del horno!
Enciendo el horno a 170 grados y mientras espero y le digo por ennesima vez que tiene que cuidarse, unto con mantequilla y rebozo el molde con pan rallado.
Ya se ha calentado el horno.
Vuelco la mezcla en la tartera y la dejo horneando
a 170 grados durante 25/30 minutos.
Como veis, ha quedado bajito pero esa era la idea.
Si hubiese puesto más de todo, en vez de media hora de horno hubiese tardado 45
minutos y no tenía tiempo.
Ya se ha ido con su bizcocho bajo el brazo. Es que los hijos aprietan y... a veces también ahogan.
3 comentarios:
Lo hacemos igual, el bizcocho tiene poco truco.
Belén, para nosotras las amas de casa no tiene ningún secreto, pero mi hijo no tiene ni pajolera idea de como se hace. Y como este blog lo he hecho especialmente, y casi exclusivamente, para él, pues le explico como se cocina lo que le gusta.
Había pasado de largo, pero me niego a callarme.
Belén: leo este comentario y después del otro en el mismo tono que has puesto en el mundo femenino, me veo obligada a preguntarte:
¿Eres así de desaboría, como dicen en Andalucía, o lo haces a posta?
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