Cada vez que hago carne
o pollo rebozado me acuerdo de las peleas con mi hermano mayor.
Eso era por culpa de la
carne de pan.
Me explico.
Cuando mi madre hacía
cosas rebozadas, ya que no se puede calcular la cantidad de huevo batido que se
va a usar, siempre sobraba.
Pero ella no lo tiraba.
Le añadía pan rallado y perejil, y hacía una hamburguesita que nosotros
llamábamos “carne pe pan”.
Claro que nos peleábamos, no tenía grasa ni nervios,
no era dura, no sabía a verdura que, como niños normales, no nos gustaba. Vamos... que no tenía ni chicha ni limoná.
Me acostumbré a
hacerla, y mis hijos también se peleaban por comerla.
De hecho aún ahora
cuando vienen a comer me preguntan si he hecho carne rebozada y por supuesto la
de pan.
Pues aquí la tenéis, pan
rallado, perejil picado y huevo sobrante.
Con los tiempos que
corren, no tiro ná de ná.
1 comentario:
¡Eso también lo hago yo y encima me lo como entre pan!
¿Significa que soy una buena cocinera??? No, vale, ya lo sé. Es que los tiempos no están para tirar nada y como también lo hacía mi madre, se me pegó. Si, en el fondo, somos simples monas de imitación de nuestras madres.
Publicar un comentario