Como hoy iba de
sabidilla, me merezco lo que me ha pasado.
Quería explicar un truco
que hace mi madre para que la nata monte y se quede bien dura, pero no me
apetecía llamarla.
Vale, hasta aquí
perfecto.
Cojo la batidora con las
varillas y le doy caña.
La nata empieza a subir,
pero de golpe se endurece y se transforma en una especie de requesón amarillento.
Vaya m… he hecho.
¡Mamá, mamá… SOS!
Salvada por la mami.
No hay mal que por bien
no venga, ahora tengo mantequilla recién hecha para untar en las tostadas del
desayuno.
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