Sin querer ofender a
nadie, voy a hacer unos dulces en honor a los jugadores del Real Madrid: los
merengues.
Pero mis merengues no
son blandos y crudos por dentro como algunos que compraba, tienen que ser
crujientes y ligerísimos, perfectamente cocidos también por dentro.
100gr de clara de huevo
200gr de azúcar glacé
vainillado
un pellizquito de sal
unas gotas de limón
Como se ve en las fotos,
he calculado para hacer solo una clara, no sabía si en este horno me saldrían
bien. Y en cuanto al azúcar glass o glacé para repostería, lo hago triturando
el normal en el 123.
Lo primero es encender
el horno a 80°
o 100°.
Luego en un bol montamos las claras, cuando están durísimas se le añade
el azúcar y se vuelve a batir. Luego se le ponen unas gotas de limón para que
queden brillantes y se les quite un poco el sabor de huevo.
Se pone la masa en una manga pastelera y se hacen montañitas pequeñas,
iguales y separadas encima del papel para horno.
¡A buenas horas mangas verdes!
No tengo manga pastelera y no pienso comprarla, lo voy a hacer con una cuchara.
Los introduzco en el horno. Al cabo de una hora lo he abierto y he comprobado que ya estaban
duros, por lo tanto voy abriendo el horno de vez en cuando para sacar la humedad
y así no se reblandezcan.
Han pasado las dos horas. Apago el horno pero los dejo dentro, con la
puerta ligeramente abierta para que sigan secándose.
Han quedado maravillosos, blancos, brillantes y duros pero friables.
Como para mi eran demasiado dulces, me
quise hacer un bocadillo de merengues con nata montada sin azúcar, ya que el contraste es increíble.
Todo mi gozo en un pozo. Me salió mantequilla como lo demuestra la receta anterior.
P.D.: Nata y merengues es la base de un típico dulce italiano: la
Meringata. Pero esa es otra historia.
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