¿Os acordáis de la serie
de televisión V, que eran unos extraterrestres estilo serpiente?
Pues no tiene nada que
ver.
Es sencillamente la
inicial de vegano, ya que esta receta no lleva ningún alimento de origen animal.
También sirve para los
vegetarianos.
Saco del congelador una
bolsa de tomate congelado de mi madre para que no esté tan dura.
En la picadora trituro una
zanahoria, una cebolla y una ramita de apio.
En la sartén honda antiadherente pongo aceite, romero y laurel. Lo sofrío procurando que no se
queme.
Luego le añado el calabacín, también triturado, y dejo que se haga un poco.
Lo añado más tarde porque el calabacín se cuece más rápido y si no quedaría
demasiado deshecho.
¡Me olvidaba! Siempre voy
probando y salpimentando a mi gusto.
Cuando está un poco dorado
le pongo el
tomate congelado.
Como todavía no está
descongelado del todo se me ha ocurrido clavarle un cuchillo para romperlo,
esto va muy bien para partir el tomate y para rayar la sartén. Intentar no
hacerlo, es un consejo tonto.
Cuando empieza a hervir le
bajo el fuego, lo tapo y lo dejo una media horita, revolviendo de vez en
cuando.
Fíjate que cuando sofrío
lo hago directamente sobre el fuego, pero cuando cuezo le pongo el difusor de
calor. Esto evita que se pegue al fondo.
Ya tenéis la salsa lista
para hacer una lasaña, poner encima de un plato de pasta o de arroz o para
cualquier uso que nos venga en gana.
Hoy voy a hacer unos lacitos de pasta y así acabo el paquete que estaba abierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario